Andrew Vande Moere es profesor en el Key Centre of Design Computing and Cognition de la Universidad de Sidney.
 
 
 
 



En la sociedad de la información de hoy en día, los conjuntos de datos se han vuelto cada vez más complejos con respecto a su tamaño, la dimensionalidad de los datos y la dependencia del tiempo. De hecho, la actual complejidad de datos es sorprendente, y nuestra capacidad para reunir datos crece más rápido que nuestra capacidad para analizarlos.

La visualización de la información, la representación gráfica en vez de textual de los datos, intenta resolver este problema explotando las habilidades cognitivas y perceptivas humanas de gran ancho de banda para detectar patrones y sacar interferencias de la forma visual. Las metáforas visuales expresamente diseñadas definen la forma en que los valores de datos abstractos, que típicamente carecen de forma en la realidad física, se convierten en elementos visuales fácilmente entendibles.

Un conjunto de datos es en esencia una gran recopilación de variables numéricas y textuales, conectadas por una compleja red de relaciones significativas. En un contexto arquitectónico se puede considerar que los datos son la materia prima, que viven en una realidad “virtual.” Al igual que en nuestro mundo físico, esta materia necesita diseñadores que den forma a un mundo habitable y entretenido en el que la gente pueda empezar a ilustrarse con flujos de información.

De acuerdo con el concepto de diseño de Louis Henry Sullivan que expone que “la forma sigue a la función,” podemos imaginar entonces un concepto similar en el que “la forma sigue a los datos,” o el uso “arquitectónico” de los bits de datos como ladrillos virtuales. El buen diseño se vuelve un proceso que explora los principios formalistas más efectivos de mapeado de datos, una investigación que traduce estéticamente las estructuras inherentes ocultas en los propios datos.

Algunos paquetes de software especializados en la creación de artefactos visuales e interactivos se han vuelto cada vez más asequibles, más compatibles y fáciles de usar. Las características incorporadas como “la ejecución en tiempo real” y “los bloques de programación visual” introducen nuevas perspectivas en el proceso de la programación informática, en la medida en que “la ingeniería de software” se vuelve extraordinariamente similar a “los bocetos de diseño”. Los desarrolladores pueden llevar a cabo experimentos de forma improvisada, centrándose en elementos conceptuales más que en cuestiones de configuración.

Mientras tanto, muchos conjuntos de datos se han vuelto cada vez más accesibles, importantes e incluso se han puesto de moda. Proviniendo de un amplio grupo de fuentes, que incluyen las redes sociales electrónicas online, las organizaciones no gubernamentales, el Derecho de Legislación de la Información o desafortunadas filtraciones empresariales, recurren a la curiosidad humana y a nuestro deseo de aprender.

Como consecuencia, una corriente paralela de desarrolladores de software, compuesto por jóvenes que se motivan a sí mismos, ha empezado últimamente a experimentar representado estos complejos conjuntos de datos de forma fascinante. Sin presiones institucionales o comerciales, sus trabajos demuestran iniciativa, entusiasmo, interés y destreza para afrontar temas complejos que anteriormente estaban reservados normalmente al investigador de visualización.

Los enfoques adoptados a menudo destacan por su enfoque artístico y calidad estética visual. Demuestran que la visualización de la información se puede enriquecer con principios creativos de arte y diseño, para así desarrollar representaciones de datos útiles que también se dirijan a la experiencia emocional de los usuarios, alejándose del típico foco en la típica métrica de efectividad de tareas. Manifiestan que la visualización se puede ampliar para abarcar la estimulación de los sentidos alternativos - oído, olfato, tacto y gusto - como corrientes paralelas de gran ancho de banda de las experiencias sensoriales, provocando emoción e interpretación.

Mientras que la generación de datos y acceso a la información penetra cada vez más en nuestras vidas cotidianas como interfaces “siempre encendidos y siempre disponibles,” se necesitan enfoques novedosos de representación que tengan en cuenta el interés, atención, diversión y curiosidad del usuario. Mientras las vallas electrónicas se vuelven tan grandes como las fachadas de los edificios y las pantallas tan pequeñas como joyas electrónicas, el campo de la visualización representa una era emocionante en la que el acceso a la información se vuelve a redefinir.

Andrew Vande Moere es profesor en el Key Centre of Design Computing and Cognition de la Universidad de Sidney. Es el editor de Information Aesthetics (http://www.infosthetics.com), un blog muy leído sobre la visualización de datos.

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